cp32 Para el Cristiano cuando enfrenta la Muerte

Para el Cristiano cuando enfrenta la Muerte.
Por David Cox v1r © 2011
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Sermón sobre este tema: cp32 para-el-cristiano-cuando-enfrenta-la-muerte/
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Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento. Sal 23:4

Muchos cristianos piadosos tienen temor de cruzar el río de la muerte, cuando no hay porque. En lugar de tener depresión y pavor, deben gritar por gozo que su redención se acerca. Jesús nuestro Salvador ha venido en forma humana, y ha muerto primero antes que nosotros, para calentar el frío sepulcro para nosotros, para quitarnos el castigo y el miedo de la muerte, para vencerla por nosotros. Como peregrino, cuando la tienda temporal de nuestro cuerpo es dejado, tenemos un hogar permanente en el cielo, un cuerpo eterno hecho por Dios para nosotros.  Este pensamiento nos da paz y tranquilidad en nuestra hora de muerte, brotando en gran gozo al final.




Una Percepción Correcta de la Muerte

En el siglo siete, John Climacus exhortó que los cristianos usan la muerte a su beneficio. “No puedes pasar un día con devoción a Dios correctamente si no piensas que es tu último día en la tierra.” La muerte es una obra esencial, y es lo que nos da la perspectiva correcta. “El hombre quien vive diario con el pensamiento de la muerte es noble, pero el hombre que se dedica a vivir con conciencia de ella es uno santo.

Rom 6:23 Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

La muerte es un concepto que nos causa odiar a Dios, y provoca miedo, enojo, coraje, pánico, y muchas otras emociones. Para el cristiano, es importante entender qué es la muerte para nosotros, y qué actitud debemos tener hacia la muerte. Primero, la muerte fue provocada en este mundo por el pecado, y el “salario” o “paga” de pecar es la muerte física, y la segunda muerte (sufrimiento eternamente en el infierno, en el lago de fuego.). Pero hasta allí es todo lo que el inconverso puede esperar en su encuentro con la muerte.

Para el cristiano, entendemos que pecamos, pero teniendo nuestra fe y esperanza en la muerte de Jesucristo en la cruz y su resurrección, que nos prometió la salvación tendremos una resurrección física de nuestros cuerpos, y una vida eterna (de calidad excelente y agradable para siempre). La muerte para el cristiano es simplemente una puerta por lo cual todos tenemos que pasar para entrar a la eternidad, y recibir nuestros premios espirituales.




La Enfermedad es una Preparación

Lam 3:38 ¿De la boca del Altísimo no sale lo malo y lo bueno?
Isa 45:7 creo la adversidad. Yo Jehová soy el que hago todo esto.

Actualmente, Dios nos manda la enfermedad como un aviso para prepararnos para la muerte. ¿En qué nos sirve la enfermedad? Es una lástima que tantos cristianos están tan envueltos en los asuntos de este mundo que pierden la perspectiva de todo. Estamos aquí por Dios y Sus propósitos, y no vivimos para nosotros mismos. La enfermedad es un instrumento divino que nos separa de la atracción del “afán de este mundo” y “la codicia de las riquezas” que nos ahogan. “el afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa.” (Mat 13:22). Solamente por medio del dolor y fuerza de la enfermedad, Dios puede tener nuestra atención y rompernos de nuestras vidas diarias para contemplar la eternidad y nuestro futuro. Además, la enfermedad sirve a los propósitos de Dios en otra forma, solamente por la enfermedad Dios puede quitar nuestro agarre sobre la tierra y sobre nuestra familia y amigos. Como va avanzando el dolor diario, el cristiano empieza a pensar sobre una salida, una forma en que se para esta situación, y cuando la medicina humana poco a poco deja de resolver los problemas, empezamos a desear y esperar la muerte y la eternidad (si estamos en Cristo).




La Muerte es Necesaria

1Co 15:50-55. 50 Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios, ni la corrupción hereda la incorrupción.53 Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. 54 Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. 55 ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?

Casi todos aceptan la realidad de la muerte, pero siempre piensan que en su caso, son la excepción, la persona piensa que nunca va a tener que morir. Porque todos hemos pecado, todos tenemos que pasar por las aguas de la muerte, si no vivimos hasta el rapto de la iglesia. No es algo que podemos evitar o quitar o no pasar. La muerte es segura, y viene. Pero el cristiano ve la muerte diferente de los del mundo. Para él, la muerte es necesaria antes que entra en la felicidad del cielo. Pero la muerte ha perdido su poder de afligirnos por el poder de Jesucristo en nosotros. Descansamos en la inteligencia y bondad de nuestro gran Dios, y aún no entendemos todo de Su perspectiva, Dios sabe cuando sacar a cada uno de sus hijos de este mundo. Con la muerte del padre los hijos van madurando.




El Secreto Ánimo de la Muerte

Sal 23:4 Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.
Isa 43:2 Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo… Cuando nos toque “cruzar el río Jordan” de la muerte, Dios no nos manda solos. Jesús nos da la promesa de que siempre estará con nosotros.

Jn 14:19… porque yo vivo, vosotros también viviréis. Esta es nuestra esperanza. Tenemos confianza, paz, y tranquilidad en la cara de la muerte porque Cristo murió e hizo victoria sobre la muerte, y si tenemos nuestra fe y esperanza en Él, también nos salvará en una resurrección. La muerte no es el final de nuestras vidas, sino el principio de lo demás de nuestras vidas.

Col 3:1-4. 1 Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. 2 Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. 3 Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. 4 Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.

De morir “en Cristo”, uno tiene que vivir en Cristo. Es el deseo de Dios que sus hijos no tengan miedo de la muerte, y es obvio de como los hijos de Dios enfrentaron la muerte (Luc 23:46; Hch 7:59) que no tuvieron ningún miedo.




La Muerte es de Reunirse con Cristo

Rom 8:38-39. 38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

La muerte es simplemente una puerta de este mundo al siguiente. Para el que rehúsa creer en Jesucristo, “no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre élJn 3:36.

2Co 5:8 pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.

Para el que tiene al Hijo de Dios, Jesucristo, su esperanza que le da la salvación es su fe que Dios va a salvarle. Actualmente estamos en espera de la salvación que vendrá en el día final, cuando Dios echará a los incrédulos al lago de fuego, y nuestra esperanza y fe son lo que nos separa a nosotros de ellos. Nuestra esperanza es que después de la muerte, Jesús nos recogerá inmediatamente, enviando un ángel por nosotros (Luc 16:22).

1Te 4:13-18. 13 Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza. 14 Porque si creemos que Jesús murió y resucitó, así también traerá Dios con Jesús a los que durmieron en él. 15 Por lo cual os decimos esto en palabra del Señor: que nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. 16 Porque el Señor mismo con voz de mando, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero. 17 Luego nosotros los que vivimos, los que hayamos quedado, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. 18 Por tanto, alentaos los unos a los otros con estas palabras.

Pablo nos ayuda a entender que el punto clave es de creer que Jesús murió y resucitó, entonces somos salvos. Dios va a resucitarnos un día, para llevarnos con él al cielo, y para vivir para siempre con Dios en el cielo. Este pensamiento debe ser un alimento para nosotros, que Jesús nos está esperando.

Jn 14:1-3. 1 No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. 2 En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.

Entonces el pensamiento en que nos pegamos en la muerte es lo bueno que nos espera. Jesús haciéndonos un lugar placentero y especial para nosotros, porque nos ama.




Preparándose para la Muerte

El cristiano domina la muerte por su fe en las promesas de Dios, y se prepara para ella por cuidar siempre su relación correctamente con Dios, esto es de siempre confesar rápidamente sus pecados a Dios, buscando misericordia. Aprendemos de la muerte de Jesús cómo prepararnos para nuestra muerte. Aceptó su muerte como la voluntad de Dios, y no tuvo miedo de ello. Pudo hacer esto porque confió en Su Padre celestial. Tuvo anticipación de su muerte y avisó a los más cercanos a él sobre su disposición en aceptarlo, y otras consideraciones. Dejó que ellos le ministraran a él en este tiempo. Pensó en sus relaciones con ellos. Puso la vista en lo espiritual y bueno, en lo destinado por Dios.




Las Últimas Palabras de unos Fieles

Donald Cargill:Este es el día más gozoso que he tenido en mi peregrinaje sobre la tierra. Mi gozo ahora ha empezado, y veo, que nunca será interrumpido.”

John Flavel: “Sé que será bien para mí.

Martín Lutero:A tus manos encomiendo mi espíritu; Dios de verdad, porque tú me has redimido.

D.H. Gillette: “¡O que tuviera fuerza para gritar! Me siento tan feliz. O precioso Salvador; ¿Qué es el mundo para mí? ¿Toda su vanidad? Dame Jesús. No lloren por mí, yo voy a casa.”




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