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La Seguridad de la Salvación
¿Se puede perder la salvación?
Por David Cox
[salv09] v1 ©2008 www.folletosytratados.com
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Muchas veces los problemas que nos encontramos como cristianos son repetidos en nuestros hermanos por todo el mundo, y este problema de duda si uno es salvo, o si ha perdido la salvación es una duda muy común. La buena noticia es que si uno está preocupado sobre el tema, probablemente tiene mucho interés en su relación con su Salvador y esto es buena señal esto.
Vamos a empezar con que tal vez, no conoce al Señor Jesucristo como su Salvador personal, y nadie que no conoce y acepta a Jesús es salvo. Además, toda persona salva tiene una relación con Jesús en que vive como Jesús vivió. El supuesto cristiano a quien no le importa el pecado en su vida, no es realmente salvo.
¿Qué es la Salvación?
Sin entender que es lo que tenemos, nunca vamos a entender si podemos perder la salvación o no. Primero, la salvación es una relación personal entre uno y Jesús. Juan 17:3 dice “ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero.” 1Juan 5:11-13 – el que tiene al hijo de Dios (Jesucristo) es quien que tiene la vida eterna, y el que no lo tiene, no tiene la vida eterna. La salvación es una relación personal entre uno y Dios. Ahora ¿Qué es el principio que decide si una persona es salva o no? Según Juan 6:47, la persona que cree en Jesús tiene la vida eterna. El que no es salvo, es porque “no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo.” Juan 5:24 dice “el que oye mi palabra, y cree… tiene vida eterna; y no vendrá a condenación.” Nuestra salvación no gira alrededor de nuestros esfuerzos de vivir santamente (aunque debemos esforzarnos a hacer esto), sino sobre la promesa y reputación de Dios. Hebreos 6:18-19 “es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. La cual tenemos como segura y firme ancla del alma.” 2Tim 2:13 “Si fuéremos infieles, él permanece fiel; Él no puede negarse a sí mismo” O sea, sobre la promesa de Dios quien no puede mentir, basamos nuestra salvación en lo que hizo Jesús en la cruz por mi personalmente, y no es por las obras (ni por lo que hacemos bien que nos da la salvación, ni los pecados que hacemos nos quita la salvación), sino es fe y confianza en la obra de Jesús en la cruz. Si Dios no funciona de otra manera, entonces no podemos nosotros cambiar lo que Dios ha establecido.
Además Dios nos dice claramente que nadie, ya sea inconverso o salvo, vive día por día sin pecar (Ecl. 7:20; 1Juan 1:8,10). A la verdad la salvación no se ve por que llegamos a ser impecables, totalmente libre del pecado, sino porque tenemos el verdadero arrepentimiento, que es que odiamos el pecado, renunciamos y denunciamos el pecado, y declaramos guerra espiritual en contra del pecado, especialmente en nuestras vidas personales. Sin el arrepentimiento, nadie es salvo (Lucas 13:5). No es de ser perfecto en nunca pecar, sino es una declaración de nuestra actitud en contra del pecado.
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¿Qué es lo que nos salva?
También tenemos que entender que la salvación es una sumisión a la voluntad de Dios el Padre. Hay bastantes versículos que definen que el verdadero cristiano se marca por esta sumisión a la voluntad de Dios. “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.” (Mat 7.21). Luego menciona a unos quienes hicieron profecías, milagros, y echaron fuera demonios en el nombre de Dios, pero Dios en el juicio les dirá, “Nunca os conocí, apartaos de mí.” (7:22) 1Juan 2:17 “el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre”
Entonces la sumisión a la voluntad de Dios es lo que causa a una persona de ser salvo, por que Dios te dice de creer en Jesucristo como tu Salvador personal, y que su obra en morir en la cruz para ti es tu confianza de ser salvo, entonces eres salvo.
1Pe 1:4 para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, 5 que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.
2Tim 1:12 Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.
Nadie ahora actualmente tiene la salvación. En un sentido real, la tenemos, pero es una promesa de parte de Dios, y no es una posesión actual. Es como en el banco, uno va y deposita dinero. Ellos te dan un comprobante que dice que tienes tanto dinero en el banco. Si pierdes este comprobante, ¿Has perdido tu dinero? No. El dinero queda seguro, porque tienes la promesa de que te regresarán tu dinero cuando se los pidas. Así es la salvación, una promesa futura de lo que vamos a recibir en el día del juicio de todo ser humano. Entonces ¿Es posible que tú pierdas algo que otra persona está guardando para ti? No. Ellos pueden perderlo, pero tú no, hasta que te lo dan.
¿Quién guarda mi Salvación?
Salmo 31:5 En tu mano encomiendo mi espíritu; Tú me has redimido, oh Jehová, Dios de verdad.
Los que piensan que podemos perder la salvación es porque piensan que es una obra que hacemos nosotros, y no la es. Para ser salvo, tenemos que entregar nuestra vida y salvación a la mano de Dios, el Dios de verdad. Él nos da la salvación cuando ejercemos fe en Jesucristo, Pero esta salvación es una promesa de recibirla en el gran juicio final, y en este momento tenemos nada más la promesa de Dios.
Juan 6:37 Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le echo fuera.
Juan 6:39 Y ésta es la voluntad del Padre, el que me envió: Que de todo lo que me diere, no pierda yo nada, sino que lo resucite en el día postrero. 40 Y ésta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquél que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.
Judas 1:24 Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría,
Entonces la salvación que tenemos es porque Dios el Padre ha impuesto una sola condición, de creer en Jesucristo como nuestro salvador personal. Esto es el primer paso en todo lo demás de la vida de obedecer la voluntad de Dios, pero toda la salvación y piedad del cristiano gira alrededor de la voluntad de Dios, y no de nosotros.
¿Quién puede quitarme la Salvación?
Juan 10:28 y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano. 29 Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. 30 Yo y el Padre uno somos.
Ahora, tenemos que examinar si podemos perder la salvación o no. Si hacemos lo que dice Dios (creer en Jesucristo, como mi Salvador), entonces tenemos la salvación. Para que pierda la salvación tiene que ser 1) Que Dios me la quita (esto no es cierto, porque Dios sería mentiroso si lo hace, porque prometió, y si cumplimos con su condición, tenemos su promesa), 2) Satanás u otra persona nos quitará la salvación por la fuerza (según lo que vemos en Juan 10:28, nadie puede vencer a Dios, quien es todopoderoso, y nadie puede quitarnos nuestra salvación de la mano de Dios), o 3) si renunciamos a la salvación en una forma. Esto último puede causar a unos a pensar que es posible que alguien renunciara a la salvación, pero esto es imposible. Si la persona de veras entiende lo que Dios está ofreciéndole, nunca va a renunciar a la salvación. Si no lo entiende, no es salvo desde el principio.
Romanos 8:35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo?… 38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, 39 ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Vemos que las malas experiencias no quitan de un verdadero hijo de Dios su salvación. Si renuncia a su Salvador, es porque no entendió la salvación, nunca gozó de ella, y se desliga de algo que nunca tuvo.
Pequé, ¿Perdí mi Salvación?
Debemos entender que el pecado en la vida de un cristiano no es una excepción, sino que va a pasar. La diferencia entre un inconverso y un verdadero hijo de Dios es que el inconverso no se preocupa por el daño que le hace el pecado. El hijo de Dios entiende el precio de su amigo y Salvador Jesús, de su amado, y luego renuncia al pecado que causa más dolor y sufrimiento a su amado Cristo.
Col. 2:13 Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados,
A veces un hijo de Dios peca en una forma muy grave, y duda que si puede ser salvo después de tal tipo de pecado tan grave. Se olvida que el Rey David mató, fornicó, murió su hijo como consecuencia de sus acciones, y Pedro aun negó públicamente a su Salvador, pero ellos fueron salvos.
Hebreos 10:16-18 Éste es el pacto que haré con ellos Después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en sus corazones, Y en sus mentes las escribiré, 17 añade: Y nunca más me acordaré de sus pecados y transgresiones. 18 Pues donde hay remisión de éstos, no hay más ofrenda por el pecado.
Ahora debemos aclarar que todo verdadero hijo de Dios 1) renuncia y denuncia el pecado y manifiesta arrepentimiento por lo demás de su vida, 2) anda como Cristo anduvo (1Juan 2:6), por que tiene la voluntad de Dios (las Escrituras) escritas en su corazón Heb 10:17, o sea, vive lo que es la voluntad de Dios.
Unos creen que la oposición satánica es demasiado para ellos. Pero Dios nos anima, “mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo” 1Juan 4:4. “Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios, no practica el pecado, pues Aquel que fue engendrado por Dios le guarda, y el maligno no le toca.” 1Juan 5:18.
Seguridad sí, Libertinaje no
Gálatas 5:13 Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros.
Siendo salvos, no usamos la seguridad de nuestra relación con el Salvador como excusa para pecar libremente (libertinaje), sino obedecemos, amamos, y servimos por amor de Cristo.