ig59 La Maldición de Dios sobre las personas tacañas

La Maldición de Dios sobre las personas tacañas

Por David Cox

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Hechos 20:35 En todo os he enseñado que, trabajando… se debe ayudar a los necesitados y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir.

Dios siempre analiza a nuestras vidas, juzgando nuestras acciones, pensamientos, actitudes, y motivos. Todo lo que hemos recibido, ha venido de Dios. Dios es generoso con nosotros, y quiere gratitud por su generosidad. Cuando queremos misericordia de Dios, pero la negamos a otros, Dios se enfurece, y frena la misericordia con que nos favorece (Mat 6:12, 14).

El mismo principio se aplica a las bendiciones económicas. Si pensamos que lo que nos llega es para nuestros gustos y placeres y no para los propósitos de servicio, Dios eliminará eso.




Ser Bondadoso es un Mandato de Dios

Gál 5:22 Mas el fruto del Espíritu es… bondad



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Es un tema poco predicado, pero es manifiesta la presencia del Espíritu de Dios en la generosidad. El fruto del Espíritu emerge cuando la persona es generosa o bondadosa con otros. Dios es muy generoso con nosotros, y queremos que sea aun más grande su generosidad. Todos quieren que Dios haga eso, pero estas mismas personas descartan esa disposición de sus propias vidas.

Lo más generoso que seamos, lo que más gozo nos dé. Lo que sirvamos, lo más valioso que lleguemos a ser a otros. Lo que más impactemos en otros, lo que más demostremos, la razón… Jesucristo




La Causa de la Generosidad

Nadie es generoso “naturalmente”. Siempre hay factores que originan la generosidad. La persona floja e irresponsable, siempre está desprovisto. Simplemente “no tiene”, luego entonces, “no da”. Este tipo de persona es dada a robar, estafar y hacer cualquier cosa para beneficiarse, porque la forma correcta (el trabajo) no la aplica en su vida y no la desea (Efe 4:28 El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad. Este versículo enseña que trabajar es un medio para el sostenimiento, Y PARA QUE PUEDA AYUDAR A LOS NECESITADOS.

El generoso sabe que nada trajo a esta vida y nada se llevará, consecuentemente, no sufrirá maldad si es pródigo con lo que Dios le ha dado. Al contrario, Dios tomará en cuenta su largueza en el cielo. Juan 7:38 El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva. La persona generosa confía que Dios le proveerá generosamente porque vive correctamente delante de Dios. La bendición de las posesiones y las riquezas viene a la gente de alma pura y sin mancha delante de Dios, es decir, el que anda en el Espíritu Santo.

La bendición viene por creer en Jesucristo (por fe), y esta bendición genera un flujo constante de bendiciones en su vida para que comparte con otros, y en eso, para que observen que el Señor Jesucristo es la fuente. (El dar tiene está vinculado con Jesús y la misericordia de su salvación, y toda la dicha que siga dándose, es por el Espíritu Santo.) Si puedo compartir y bendecir a otros, es porque Cristo, mi Salvador me da abundantemente. Esto se debe a mi fe y mi piedad ante los ojos de Dios, por tal razón, solo espero a que Dios me responda.




La Maldición de Dios

Israel estaba sufriendo, y se quejaba a Dios por sus necesidades sin obtener ayuda. En Mal 2:17 Habéis hecho cansar a Jehová con vuestras palabras. Y decís: ¿En qué le hemos cansado? En que decís: Cualquiera que hace mal agrada a Jehová, y en los tales se complace; o si no, ¿dónde está el Dios de justicia? Dios les contestó un poco más adelante…

Mal 3:8 ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. 9 Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. 10 Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. 11 Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos.

Debemos entender que nada en esta tierra es posesión nuestra. (Sal 24:1 De Jehová es la tierra y su plenitud; El mundo, y los que en él habitan.) Dios nos presta la vida, y todo lo que tenemos de Él, es para cumplir con los propósitos de su voluntad. Nuestra vida DEBE orientarse a la voluntad divina, particularmente en el ministerio que otorga Dios a cada quien. Los diezmos y ofrendas deben destinarse para la obra de Dios: lo cual es pago de salarios, rentas, sillería, librería (biblias, himnarios, folletos, papel, tintas, Etc.), para que la obra del Señor sea cumplida.

Aparte de todo, también Dios nos indica como  podemos ayudar a nuestros prójimos en crisis.

El creyente que nunca practica el hábito de dar generosamente a la obra de Dios es un ladrón a los ojos de Dios y recibirá maldición. De lo obtenido en esta vida, la maldición (el devorador) le impedirá para que (1) no gane como antes, y (2) que lo que gane no le alcance como debiera. Sencillamente, Dios le causará crisis económica, por no reconocer y cumplir su obligación con Dios (por no regresarle parte de sus ingresos). Pero recordemos el caso de Job, que no es algo muy común, en que Dios dejo Job sufrir por otras razones. Dios requiere el reconocimiento debido a sus bendiciones (primero en tus acciones de gracias), y también desea ver tu sinceridad por medio de tu generosidad en diezmos y ofrendas, y en ayudar a los necesitados.

El remedio al devorador es devolverle a Dios como lo indica, y verás que te bendecirá. El problema radica en ser tacaño y no dar. El remedio es cumplir con Dios tu deber espiritual, el dar ofrendas y diezmos, una actividad espiritual del corazón porque amas sinceramente a Dios. Si no es tu caso, estás mal del corazón.

Nobleza es saber que todo lo que tienes viene de Dios, y dale gracias por esto y por poder compartir estas bendiciones con los demás para la gloria del Señor, siempre reconociéndole en toda causa.

El dar ayuda a un necesitado es: (1) Creer que Dios te dio este regalo, y puede reponer lo mismo si ve bien en ti. (2) Extender el amor que Dios te dio a otro, para que sienta este amor también.
(3) Querer que Dios así te da en el futuro, como ahora das a otros (generosamente).




La Ley de la Reciprocidad

Lucas 6:38 Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.

¿Realmente crees esta porción de la Biblia? Observa que este principio gira alrededor de dos puntos: Cuando Dios te dé, Él se mide a ti por lo que “tú mides” (lo que das). Si no das noblemente, entonces Dios no te proveerá en abundancia. Dios te dará como tú le des. Todo lo que Dios te da en la vida es para que cumplas el propósito divino. Lo primero siempre, es para regresar a Dios reconociendo públicamente la fuente de donde vino. La segunda parte es para tu sustento personal (sin lujos, pero con dicha).

Dios, en SU PLAN, tiene un lugar para extender su reconocimiento a otros por manifestarte generoso, tal como es Dios.

Prov. 11:24 Hay quienes reparten, y les es añadido más; Y hay quienes retienen más de lo que es justo, pero vienen a pobreza. 25 El alma generosa será prosperada; Y el que saciare, él también será saciado.

Dios te dará abundante o escasamente, en razón de lo qué Dios aprecie en tu vida al respecto. El punto no es una cantidad fija, sino la proporción o porcentaje. Cuanto retienes, y cuanto das. Se aplica igual a pobres que a ricos.

Eclesiastés 5:13 Hay un mal doloroso que he visto debajo del sol: las riquezas guardadas por sus dueños para su mal. 

El punto es claro: Tener no es el objeto, sino su uso para los propósitos de Dios. Sant 4:3 Pedís, y no recibís, porque pedís mal, para gastar en vuestros deleites. Se llega el punto al malgastar lo que Dios nos ha regalado, y simplemente, deja de darnos. Debemos tener siempre presente de que forma puede uno glorificar a Dios y a su obra, con los recursos que Él nos ha provisto.

Prov 19:17 A Jehová presta el que da al pobre, Y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar.




Sé Generoso

Rom 12:8…el que reparte, con liberalidad;… el que hace misericordia, con alegría. Sal 112:9

Un autor utilizó el modelo del Mar Muerto para ilustrar a un cristiano tacaño. El Mar Muerto tiene una gran entrada de agua, pero al no encontrar salida, llega a pudrirse. El cristiano que recibe la provisión diaria y las bendiciones de Dios sin usarlas para Él, es una persona que llega a hacer un ídolo de estas cosas, y elevarlos por encima de Dios. Ser tacaño es no confiar que Jesús seguirá dándote si transmites la bendición a otros. Esto funciona solamente si la persona (1) reconoce que sus posesiones y bendiciones han venido de Dios, y (2), reparte de estos en la obra de Dios y a personas necesitadas (dignas de recibir esa ayuda del Señor). Solamente entonces, Dios te dará más.

Tus posesiones y bendiciones se convierten en ídolos si no agradeces a Dios y reconoces que Él es la fuente de ellos. Diezmar es la forma bíblica de reconocer esto entre tu y Dios. Llega a ser una maldición si no usas lo que Dios te da, para hacer un ministerio ante de Dios.

Lo que recibes de Dios, y la forma en que esto  alcanza para cubrir tus necesidades en la vida habitual, depende como distribuyas tus ingresos. Primero y sobre todo, prueba a Dios honrándolo con una porción de tus posesiones e ingresos, y verás que Dios te dará mas.




Conclusión

No existe promesa por parte de Dios de que vayamos a vivir con lujos, sino que, lo que el Señor nos suministre, nos alcanzará siempre para ofrendar y diezmar a Dios, y poder ofrecer ayuda a los necesitados.




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