sect04 La Santa Muerte Boanerge

sect04 La Santa Muerte Boanerge TEMAS: ¿Qué es la Santa Muerte según sus seguidores? | Antecedentes del Culto a la Santa Muerte | ¿Por qué los seguidores de esta entidad no la llaman por su nombre? | ¿Quiénes son los seguidores de la Santa Muerte? | Dios es eterno y todo fue creado por Él | El problema de la Muerte y el hombre | Jesucristo y su victoria sobre la Muerte | ¿Puede ser “santa” la muerte? | Dios puede darte vida

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La Verdad sobre la Santa Muerte a la luz de la Palabra de Dios

Por David Boanerge
davidboanerge@gmail.com
©2006 www.folletosytratados.com

Existen ciertas personas que equivocadamente le asignan a la muerte un papel que no le corresponde. Para ellos la muerte es una especie de entidad que tiene poder sobre sus vidas: “La Santa Muerte, es el espíritu más real y poderoso que los seres humanos conocemos, si alguna persona duda de esta verdad solo tiene que ir a una funeraria, para descubrir que este espíritu es muy real” (Iglesia de la Santa Muerte).
Las personas que creen en ella le atribuyen un poder que en realidad no posee. Para ellos la muerte es un ser igual de poderoso que Dios, ante el cual todos los demás seres deben someterse, puesto que tarde o temprano todos hemos de caer en sus manos.

Sin embargo esta creencia contradice lo que la Palabra de Dios dice al respecto. Efectivamente, la muerte es un problema que desde el principio ha aquejado al hombre, pero este problema tiene una solución en Cristo Jesús Señor nuestro.

¿Qué es la Santa Muerte según sus seguidores?
Los seguidores de la Santa Muerte tiene la idea de que ésta es “una «entidad espiritual» que ha existido siempre, desde el principio de los tiempos hasta nuestros días”. Una de las razones por la que la adoran es porque “maneja una energía denominada «energía de la muerte»”, que de acuerdo con su fe es la energía creadora y destructora del universo. Según ellos, esta entidad es “una de las protecciones más fuertes que existen”.

Es decir, para sus seguidores la muerte es una entidad sobrenatural muy poderosa, la cual decide el destino final de todos los seres humanos, y por esta razón debe ser temida y adorada.



Antecedentes del culto a la Santa Muerte

El culto a la Santa Muerte se remonta al año de 1965, aunque en realidad este culto se remonta, según los historiadores, unos tres mil años atrás. En esa época, los aztecas y otras culturas mesoamericanas adoraban a dos dioses, Mictlantecuhtli y Mictecacihuatl, el “señor ” y la “señora” de la obscuridad y la muerte. Era a ellos a los que les encomendaba a los difuntos, y a los que se les invocaba para conseguir otro tipo de favores relacionados con la muerte.

Cuando los españoles llegaron a México, lograron reprimir este culto, pero no erradicarlo, por lo que permaneció en la clandestinidad hasta el siglo XIX, cuando hubo un resurgimiento a la luz pública de esta creencia. Fue entonces que comenzaron a surgir las conocidas imágenes de la Santa Muerte, un esqueleto cubierto con una larga túnica y un velo, con sus huesudos dedos cubiertos de joyas costosas, que sostiene una guadaña.



¿Por qué los seguidores de esta entidad no la llaman por su nombre?

Sus seguidores piensan que a ella no le gusta que se le llame por su nombre, que inclusive puede ser peligroso hacerlo. Es por esta razón que le dicen muchos apodos, algunos de ellos hasta cariñosos. La Niña, La Comadre, La Santísima, La Flaca y La Bonita son algunas de las maneras en que sus devotos la llaman, esperando obtener su favor y su protección. Hasta el momento nadie puede afirmar que lo consigan, ni siquiera por las fastuosas ofrendas que algunos de ellos le entregan, porque indefectiblemente todos, sin importar cuanto la hayan venerado, han muerto tarde o temprano.



¿Quiénes son los seguidores de la Santa Muerte?

La Santa Muerte es un ídolo que es venerado principalmente por narcotraficantes, delincuentes, prostitutas y judiciales. Se dice que es la patrona de Tepito y precisamente por esa capacidad de destrucción que tiene es que muchas de las súplicas que se le hacen son peticiones relacionadas con lastimar, e inclusive matar, a los enemigos. Además de cuestiones de amor, dinero y salud, la venganza es una de las peticiones que más se le hace a la Santa Muerte.
La opinión que tienen sus seguidores es que la Santa Muerte es tan poderosa, que el mismo Jesucristo sucumbió ante ella, por lo que debe dársele el debido respeto y adoración. Sin embargo, la Biblia dice algo muy diferente al respecto, demostrando que el culto a la Santa Muerte es un engaño más que trata de apartarnos del único Dios verdadero.
Dios es eterno y todo fue creado por Él
Los seguidores de la Santa Muerte creen que ésta ha existido desde siempre, pero el único que lo ha hecho es Dios:

“Y: Tú, oh Señor, en el principio fundaste la tierra, y los cielos son obra de tus manos. Ellos [los hombres] perecerán, mas tú permaneces; y todos ellos se envejecerán como una vestidura, y como un vestido los envolverás y serán mudados; pero tú eres el mismo, y tus años no acabarán” (Hebreos 1:10-12).

“Señor tú nos has sido refugio de generación en generación. Antes que naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios” (Salmo 90:1,2).

Esto quiere decir que el único ser que es eterno es Dios, y por eso es que debemos adorarle: “Por tanto, al Rey de los siglos, inmortal, invisible, al único y sabio Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén” (1ª Timoteo 1:17).

Dios es el creador supremo, Él creó el universo y a todos los seres que lo habitan: “Todas las cosas por él [Jesucristo] fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (Juan 1:3). Por esto al único que debemos temer es a Dios, ya que así como Él es el único que hizo todas las cosas, es el único que tiene poder para destruirlas: “Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed mas bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno [Dios]” (Mateo 10:28).



El problema de la muerte y el hombre

Los seres humanos tenemos un problema respecto a la muerte desde el principio de los tiempos: “Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de el comieres, ciertamente morirás” (Génesis 2:16,17). Quizá por esto es que la muerte ha intrigado al hombre desde siempre y por esta razón es que diferentes culturas han tratado de explicarla, algunos haciendo mofa de ella, otras venerándola.

Este problema de la muerte que padecemos, es una consecuencia del pecado: “Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23). Debido a su desobediencia, el hombre, que había sido creado por Dios para vivir eternamente, fue sometido al yugo de la muerte: “Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre [entró] la resurrección de los muertos” (1ª Corintios 15:21). El hombre que pecó fue Adán, condenándonos a sufrir la muerte; pero hubo otro hombre que nos redimió de ese yugo. Ese hombre es Jesucristo: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1ª Timoteo 2:5).



Jesucristo y su victoria sobre la muerte

Según algunos, hasta Cristo Jesús fue vencido por la muerte, y por esto la muerte es más poderosa que Dios mismo. Esto no es cierto. En la Biblia vemos que Jesús venció a la muerte: “Sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él” (Romanos 6:9). Los seguidores de la Santa Muerte alegan que lo venció, porque estuvo muerto, pero lo cierto es que Dios lo resucitó. La Biblia dice de Jesucristo: “al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuera retenido por ella” (Hechos 2:24). La muerte no podía vencerlo, si Cristo murió fue para salvarnos a nosotros:

“Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él (Jesucristo) también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre” (Hebreos 2:14,15).

Dios mismo se hizo hombre para poder librarnos de la muerte: “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y verdad” (Juan 1:14).

Una pregunta muy importante aquí sería: ¿Por qué lo hizo? ¿Por qué tenía que morir? La respuesta es por amor: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).



¿Puede ser “santa” la muerte?

Tal como hemos indicado, muchas de las peticiones que se le hacen a la Santa Muerte son para hacer el mal. Se ha dado el caso de personas que le piden su ayuda para secuestrar a alguien o para cometer algún otro ilícito, inclusive para que bendiga las balas con las que van a asesinar a alguien. Aquel que tenía el imperio de la muerte era el diablo: “El ladrón [el diablo] no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo [Jesucristo] he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia” (Juan 10:10). Lo que los seguidores de la Santa Muerte no saben es que en realidad están sirviendo al diablo.



Dios puede darte vida

La muerte ni es santa, ni tiene ningún poder: “Ciertamente, en otro tiempo, no conociendo a Dios, servíais a los que por naturaleza no son dioses” (Gálatas 4:8).

En realidad, el único ser al que debemos servir y adorar es Dios, porque Él es el único que puede darnos vida, porque Dios “…da vida a los muertos, y llama a las cosas que no son, como si fuesen” (Romanos 4:17). “Y el os dio vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados. Aún estando vosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)” (Efesios 2:1,5).

Pero, ¿cómo podemos tener esa vida?: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán” (Juan 5:24,25). Si creemos en Jesucristo y lo recibimos como nuestro Señor y Salvador, Él nos dará vida eterna. Una vez que el nos de esa vida, sabemos que nada ni nadie nos la podrá quitar: “Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá apartar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 8:38,39).
En cierta ocasión Jesús le dijo a una mujer desconsolada por la muerte de su hermano: “Yo soy la resurrección y la vida: el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” (Juan 11:25,26). La pregunta que ahora debes contestar es si tú lo crees.
Recuerda, Jesucristo ya venció a la muerte, y tú puedes hacerlo también si crees en Él: “Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria?” (1ª Corintios 15:54, 55).



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