fin01 El Peligro de las Riquezas

Por David Cox
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Mat 6:24 Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas. 25 Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?

Muchos cristianos piensan igual como el mundo: cuando habla de dinero, lo más que tiene uno de las riquezas y posesiones de este mundo lo mejor. Jesús propuso que las riquezas se hacen igual como un dios en nuestras vidas, y quieren tomar el lugar de Dios en dominar a nuestras vidas. Esto siempre va a suceder excepto cuando la persona sigue hartamente a Dios en lugar de dejar “lo natural” pasar. 

Luc. 12:15 Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.





Las Riquezas Estorban y  Matan la Vida Espiritual

Mat. 19:23 Entonces Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. 24 Otra vez os digo, que es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.

Luc 8:14 La que cayó entre espinos, éstos son los que oyen, pero yéndose, son ahogados por los afanes y las riquezas y los placeres de la vida, y no llevan fruto.

Es importante de separar en tu mente que las posesiones y riquezas de este mundo SON DE ESTE MUNDO, realmente de bajo del control de Satanás. Lo más que dejamos que la estima de cosas terrenales “importar” a nosotros, lo más difícil es que entramos en la salvación. Posesiones y riquezas tienen carácter moral en sí, y las riquezas se tratarán de controlar y dominar la vida de “su dueño. Esto es lo que Jesús nos comunicó en esta parábola.

Aunque tenemos que usar el dinero y tener posesiones para vivir, lo que ayuda mantener el perspectivo es una actitud bíblica. Lo que nos ayuda defendernos de la idolatría de riquezas (avaricia) es nuestro sacrificio de ellos para juntar fruto espiritual en el cielo. Haciendo esto de corazón nos ayuda de no hacer ídolos de ellos.

Mat 19:21 Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme.

El remedio a la enfermedad espiritual de exaltar las riquezas y posesiones a ser un ídolo en la vida es de sacrificarlos haciendo buenas obras para obtener verdadero tesoro espiritual en el cielo. O sea, el sacrificio es cómo uno demuestra que estos no se han hecho dios en tu vida. Si entendemos que ni dinero ni posesiones son en sí pecado, pero “PUEDE LLEGAR A SER PECADO” si no tenemos cuidado, entonces debemos sacrificarlos.

Luc. 14:33 Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo.

No exaltamos nada que poseamos para ser una prioridad, una importancia, o un lugar de dominarnos (tiempo, recursos, energía, esfuerzos, etcétera). El verdadero hijo de Dios no deja que estas dominan su vida para controlarle. Palabras enganan aquí. Ve tu administración de tu vida. ¿Cómo gastas tu tiempo, tus esfuerzos, tus recursos, tus energías? Si el conseguir las “cosas” y “posesiones” llega a dominar todo lo que haces, son tus dioses. Por esto Dios nos instruye de tomar 1 día en 7 para dedicarlo todo a Dios para demostrar por medio de este sacrificio de tiempo, esfuerzo, energía, etcétera en Dios, que no exaltas y vives por lo que el trabajo te da. Los diezmos y ofrendas son remedios de prevención en contra de este feo monstruo.

Ecl. 5:13 Hay un mal doloroso que he visto debajo del sol: las riquezas guardadas por sus dueños para su mal;

Parte de todo esto es de “no retener” (agarrando fuertemente a cada centavo para quererlo como tu dios), sino “dejarlo irse (regalarlo a las causas que quiere Dios). Esto no es de gastar el dinero en lujos para ti, sino en buenas obras a los que no te van a pagar de nuevo. No hay nada “bien” espiritualmente hablando que un rico le compra un regalo a otro rico. Jesús mencionó “a los pobres para tener tesoro en el cielo.

Luc. 11:41 Pero dad limosna de lo que tenéis, y entonces todo os será limpio.

En el espíritu de lo que estamos presentando, así Jesús nos manda a dar limosna para “ser limpio” de la avarica. O sea, es necesario que demostramos (por los sacrificios que hacemos) que las riquezas y posesiones no han llegado a ser un dios en nuestra vida. Es importante de ver que Dios merece más que limosna.Merece un diezmo, y ofrendas además son nuestra responsabilidad hacia a Dios, pero aun encima de esto, debemos estar despojándonos de nuestras posesiones y riquezas dando a los necesitados y pobres, menesterosos (los incapacitados).

Gál. 6:9 No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos. 10 Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe.

Aunque no es necesario siempre dar solamente a los hermanos necesitados, deben llevar prioridad en nuestra pensar.

1Tim. 6:9 Porque los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; 10 porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores.

No es “el tener” riquezas, sino “el querer tener” que es el problema aquí. Igualmente la codicia (harto querer) que causa a uno de extraviarse de la fe, y ser maldito por Dios.




Falso Valor contra lo Verdadero

Pro. 23:4 No te afanes por hacerte rico; Sé prudente, y desiste. 5 ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas Como alas de águila, y volarán al cielo.

Lo que hace todo esto difícil es que las riquezas se pretenden de tener un alto valor que es un engaño. Riquezas no son el remedio de todo mal, el secreto o medio para llegar a la buena vida, ni son lo que nos bendice, Dios es.




El Remedio a la Codicia

Heb. 11:1 Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. 10 porque (Abraham) esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. 13 Conforme a la fe murieron todos éstos sin haber recibido lo prometido, sino mirándolo de lejos, y creyéndolo, y saludándolo, y confesando que eran extranjeros y peregrinos sobre la tierra. 14 Porque los que esto dicen, claramente dan a entender que buscan una patria; 15 pues si hubiesen estado pensando en aquella de donde salieron, ciertamente tenían tiempo de volver. 16 Pero anhelaban una mejor, esto es, celestial; por lo cual Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos; porque les ha preparado una ciudad. 25 (Moisés) escogiendo antes ser maltratado con el pueblo de Dios, que gozar de los deleites temporales del pecado, 26 teniendo por mayores riquezas el vituperio de Cristo que los tesoros de los egipcios; porque tenía puesta la mirada en el galardón.

El gran héroe de la fe cristiana, Moisés nuestro padre espiritual, nos presenta esta respuesta en otra forma. Rechazó la posesión de bastante riquezas (ser hijo de Faraón) para vivir en un desierto con nada más la ropa puesta básicamente. Peor que no tener mucho es de escoger una vida que le puso en colisión con el Faraón, y bajo su ira. A fin de cuentas servimos solamente a un amo, y en esta meta, fijamos nuestros ojos, atención, y presionamos hacia a ello. ¿Es la acumulación de posesiones y riquezas en esta tierra? O ¿Es agradar a Dios con la acumulación de premios celestiales por lo que hacemos aquí?




Somos administradores para Dios

Deu. 8:17 y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza.

Siempre es malo cuando olvidamos a Dios, o le menospreciamos. Dios es quien que nos da lo que tenemos, aunque tenemos nosotros de trabajar y esforzarnos para lograr obtenerlo.

1Co 4:1 Así, pues, téngannos los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. 2 Ahora bien, se requiere de los administradores, que cada uno sea hallado fiel.

La fidelidad que demanda Dios de nosotros, es que usamos lo que nos ha dado para el propósito que Dios tiene por ello. Pensamos en nosotros mismos siempre, y el lujos y placeres para nosotros primero, cuando debemos entender que Dios nos ha puesto en la tierra, y nos ha salvado para que extendamos el reino de Dios, y que operamos en ser el medio por lo cual Dios usa para contestar las oraciones de los demás, de nuestros hermanos necesitados. O sea, Dios nos da para suplir las peticiones que otros hagan a Dios, y que sean contestados por medio de nuestra sobre abundancia. Dios nos “presta” riquezas para esta razón, para que las usemos para la gloria de Dios. Pero Satanás entra, y pone la semilla de la codicia, exaltando nosotros en nuestra propia mente, entonces compramos lujos en lugar de usarlo para la gloria de Dios. Dios tiene que dar a otro hijo suyo para contestar la petición, y tiene que contender con tus codicias y avaricia. Para ser avaro, no es necesario que tienes mucho, solamente queda en cómo ves (con ansiedad y harto deseo) lo que tienes (idolatría, antes de Dios y su voluntad).




Encontrando Perspectivo

Pro. 30:8 Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; No me des pobreza ni riquezas; Manténme del pan necesario; 9 No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios.

El autor de Proverbios lo puso bien, ni debemos afanarnos por ser rico, ni buscar el ser pobre. Debemos buscar lo básico, y ser contento con ello.

Heb. 13:5 Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré;

Lo que tenemos que altamente cuidarnos, es que no tenemos “costumbres de avaricia.” ¿Qué son estos? Simplemente, querer o actualmente “vivir” como un rico. ¿Cómo vive un rico? Pues gasta excesivamente en sí mismo, en sus lujos, placeres, etcétera. Guarda demasiado como es su confianza, o cuando gasta, busca lujos y excesos en la vida para sí mismo. No entiende qué tanto sus excesos en cosas triviales son más que los ingresos mensuales de un pobre. Ni se fija, ni le importa. Su mente no considera a los pobres, o da poquito a algo de caridad para excusar sus excesos y limpiar su consciencia.




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